Hacia el Jubileo 2025

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Hacia el Jubileo 2025

“El Jubileo ha sido siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia”, escribe el Papa en la carta del día 11 de febrero de 2022, enviada a Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y organizador inmediato del Jubileo de 2025. Recuerda que “desde que Bonifacio VIII instituyó el primer Año Santo en 1300 el pueblo fiel de Dios ha vivido esta celebración como un don especial de gracia, caracterizado por el perdón de los pecados y, en particular, por la indulgencia, expresión plena de la misericordia de Dios”.  El Papa subraya que en la celebración de los primeros veinticinco años del siglo XXI, “estamos llamados a poner en marcha una preparación que permita al pueblo cristiano vivir el Año Santo en todo su significado pastoral. En este sentido una etapa importante ha sido el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que nos ha permitido redescubrir toda la fuerza y la ternura del amor misericordioso del Padre, para que a su vez podamos ser sus testigos”.

 Lema "Peregrinos de la Esperanza"

 “En los dos últimos años no ha habido país que no haya sido afectado por la inesperada epidemia que, además de hacernos ver el drama de morir en soledad, la incertidumbre y la fugacidad de la existencia, ha cambiado también nuestro estilo de vida. Como cristianos, hemos pasado juntos con nuestros hermanos y hermanas los mismos sufrimientos y limitaciones”, recuerda Francisco. Asimismo, invita a la confianza plena de que “la epidemia pueda ser superada y el mundo recupere sus ritmos de relaciones personales y de vida social”, e insiste que “esto será más fácil de alcanzar en la medida en que se actúe de forma solidaria, para que las poblaciones más desfavorecidas no queden desatendidas, sino que se pueda compartir con todos los descubrimientos de la ciencia y los medicamentos necesarios”.

El Papa exhorta a “mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras”. Confía que “el próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente”. Por esa razón eligió el lema “Peregrinos de la Esperanza”. A lo que agrega: “Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra”. 

La dimensión espiritual del Jubileo “nos invita a la conversión, debe unirse a estos aspectos fundamentales de la vida social, para formar un conjunto coherente. Sintiéndonos todos peregrinos en la tierra en la que el Señor nos ha puesto para que la cultivemos y la cuidemos (cf. Gn 2,15), no descuidemos, a lo largo del camino, la contemplación de la belleza de la creación y el cuidado de nuestra casa común”.

 

2023 Año del Concilio

El Papa Francisco ha pedido que los dos años de preparación del Jubileo sean dedicados el primero al redescubrimiento de la doctrina del Concilio, y el segundo a la oración.

La peregrinación hacia el Jubileo podrá fortificar y manifestar el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad. Será importante ayudar a redescubrir las exigencias de la llamada universal a la participación responsable, con la valorización de los carismas y ministerios que el Espíritu Santo no cesa de conceder para la edificación de la única Iglesia. Las cuatro Constituciones del Concilio Ecuménico Vaticano II, junto con el Magisterio de estos decenios, seguirán orientando y guiando al santo pueblo de Dios, para que progrese en la misión de llevar el gozoso anuncio del Evangelio a todos”.

Se han diseñado y preparado unos subsidios muy útiles, titulados "Cuadernos conciliares", escritos en un lenguaje no académico con el fin de apoyar un camino de redescubrimiento de los contenidos centrales del Vaticano II.  

Este volumen contiene los escritos encarga­dos por el Dicasterio para la Evangelización cara a la celebración del próximo Jubileo de 2025. Se trata de unos Cuadernos que ayuden a remozar el interés de las nuevas generacio­nes por las «cuatro constituciones del Concilio Ecuménico Vaticano II», que «junto con el ma­gisterio de estos decenios, seguirán orientan­do y guiando al santo pueblo de Dios para que progrese en la misión de llevar el gozoso anun­cio del Evangelio a todos» (Francisco, Carta a S.E. Mons. Rino Fisichella para el Jubileo 2025). Con ellos se pretende ofrecer al lector un instru­mento sencillo con el que profundizar, estudiar, comparar y descubrir, en su sesenta aniversario, lo que fue y es este Concilio: el acontecimiento eclesial más importante del siglo XX.

El lector tiene en sus manos todos los Cuadernos del Concilio, 34 en total, cuyos autores tienen un prestigio y un nombre internacional incuestionable. Después del cuaderno 1, introductorio, se dedican a la constitución dogmática Dei Verbum los cuadernos 2 al 5; a la constitución Sacrosanctum Concilium los cuadernos 6 al 14; a la constitución dogmática Lumen gentium los cuadernos 15 al 24 y por último a la constitución pastoral Gaudium et spes los cuadernos 25 al 34. Ojalá sean subsidios que ayuden al pueblo de Dios a preparar el Jubileo Ordinario de 2025, «Peregrinos de la Esperanza».

CUADERNOS DEL CONCILIO

2024 Año de oración

La Bula de convocación para este jubileo se espera que sea publicada el 9 de mayo de 2024.  Francisco propone que el año 2024:

“pueda dedicarse a una gran ‘sinfonía’ de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo. Oración, para agradecer a Dios los múltiples dones de su amor por nosotros y alabar su obra en la creación, que nos compromete a respetarla y a actuar de forma concreta y responsable para salvaguardarla. Oración como voz ‘de un solo corazón y una sola alma’ (cf. Hch 4,32) que se traduce en ser solidarios y en compartir el pan de cada día. Oración que permite a cada hombre y mujer de este mundo dirigirse al único Dios, para expresarle lo que tienen en el secreto del corazón. Oración como vía maestra hacia la santidad, que nos lleva a vivir la contemplación en la acción. En definitiva, un año intenso de oración, en el que los corazones se puedan abrir para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del ‘Padre Nuestro’, la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos”.

 

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