El infierno, el silencio, la fragilidad de la fe, la pequeñez de Dios, el tiempo.
"El infierno es cuando ya no hay nada más que "yo", pero un yo insular. abandonado por todos -y por él mismo-; un "yo" aturdido de soledad, tullido de indiferencia, agotado de rebelión estéril, hundido en su propio vacío; un "yo" caído en el olvido por total ausencia de herederos".