Aquí estoy. El sí a la Palabra que llama

“Aquí estoy”: estas palabras, tan breves como ricas de significado espiritual, señalan toda la Sagrada Escritura, expresando el “sí” de la plena disposición a la voluntad de Dios. El Señor entra en una relación personal con cada uno de nosotros, nos habla al corazón y desea encontrarnos atentos, a la escucha. Y no solo eso: quiere que nosotros mismos nos convirtamos en “mensajeros de su Palabra”, que la vivamos poniéndonos en comunión con nuestros hermanos y que la llevemos allí donde aún no se conoce ni se escucha.

Aprender a escuchar la llamada de Dios

A veces decimos que Dios está ausente de nuestro mundo, se nuestras vidas, que nos ha abandonado, porque nos hemos vuelto insensibles a sus propuestas de vida, a sus anhelos de dicha y fraternidad para todo el género humano, en plena comunión con toda la creación.

Pero Dios no puede negarse a sí mismo, por lo que su llamada sigue resonando en nuestros días, en medio de nuestro mundo, a pesar de las injusticias y el consumismo que nos despersonaliza, nos hace individualistas e insolidarios. Y, por lo tanto, más infelices.

Personajes que escucharon la Palabra de Dios

Para percibir esa llamada debemos aprender a escuchar, como lo hicieron los personajes bíblicos que nos presenta la autora: Abrahán, José, Moisés, David, Isaías, María, Jesús, Ananías…, que respondieron libremente “Aquí estoy” a la misión que Dios les invitaba, con absoluta confianza en su protección y amor.

En nuestra época, en nuestros días, sentimos la fuerte necesidad de personas dispuestas, prontas a decir “aquí estoy” al Señor, para ponerlo en el centro de su propia vida y para dedicarse con generoso empeño a darlo a conocer a los demás.