Cicerón menciona la avaricia juntamente con la ambición y el donjuanismo, y la designa como enfermedad del alma. Séneca condena la avaricia, porque quita al hombre la paz interior. Considera como un signo de debilidad que el hombre no maneje bien sus pertenencias.

Una serie de conferencias y entrevistas en la abadía de Getsemaní, que nos trae al Merton original, incisivo, estimulante.

Invitamos a seguir leyendo a Guillermo Rovirosa, promotor y primer militante de la HOAC; a que, como él, experimenten cada acontecimiento de la vida con verdadero entusiasmo y confianza en el Amor de Dios; y así, como él hizo, adoptar el lema: ¡ahora más que nunca!

Este libro pretende ser una contribución abierta sobre un tema indudablemente delicado, propuesto por teólogos y teólogas capaces de atreverse a emprender, con "parresía" y sentido de responsabilidad eclesial.

Son los dos polos opuestos dentro del instinto natural de conocer; es decir, templanza y ausencia de la misma en el placer que proporciona la percepción sensible de la riqueza cognoscitiva que ofrece el mundo.